No se sabe exactamente cuando ni porqué modificaron su apellido, pero como en buen castellano la palabra “Borrero” significa “ejecutor de la justicia”, se cree que puede haber una relación entre el oficio de acuñadores del rey con el cambio del Bohr original al Borrero.
Recordemos que los Reyes Católicos Isabel y Fernando, tuvieron una hija, Juana La Loca, quien se enamoró perdidamente de Felipe El Hermoso, hijo de Maximiliano de Habsburgo y María de Borgoña. Juana y Felipe tuvieron 2 hijos: Carlos V y Fernando I. Por eso Carlos V a sus 25 años cuando llegó al trono pasó a ser gobernante las tierras heredadas: España, Países Bajos, Sacro Imperio Romano Germánico, Austria, Sicilia, Nápoles y en América: desde México, Centroamérica con todas las antillas españolas y Sudamérica excepto Brasil, para que más tierras no??
Otorgada la licencia, en 1762, los hermanos Borrero-Ramírez se embarcaron hacia el Nuevo Mundo.
Bartolomé se quedó en las Antillas. Juan y José Sebastián siguieron hasta Cali. Manuel, se dirigió hacia La Plata–Huila y se casó con María Antonia Gómez Polanco. Pedro se estableció en Popayán y se casó con María del Cármen Dorronsoro; y Antonio se radicó en Ecuador.
La historia contiene lo vivido de cada uno de los 6 hermanos. Acá nos concentraremos en José Sebastián quien se casó con Josefa Costa Barona.
|
Google. |
Entonces dejemos por ahora en una pausa la historia de los hermanos venidos de España, quiero contarles de donde viene Josefa que vivía en lo que hoy es el centro del Valle del Cauca. Vámonos entonces geográficamente a ubicarnos en el territorio sobre el cual hoy está asentado El Cerrito.
Pasemos a recordar que donde hoy está el municipio El Cerrito, fue habitado por numerosas tribus indígenas, de raza Caribe pertenecientes a la familia de los Pijaos, dominaban la Cordillera Central, y se extendían desde la Sierra Nevada, hasta lo que hoy es Cartago y de ahí hasta Timaná.
Alrededor de Río Amaime vivían los Chinches, y como vecinos tenían a las tribus Capacuri, Augi y Anapoima. Estos pueblos llamaban a su región “ Guazábara” y se distinguieron por la deformación de la cabeza en sus habitantes, al entablar el cráneo con tablillas sobre los huesos occipital y frontal en los recién nacidos. Se alimentaban de fríjoles, arracacha, yuca, maíz, papa entre otros vegetales y frutas. Sepultaban los despojos mortales de sus habitantes en bóvedas subterráneas enterrándolos con todos los complementos que tuvieran en vida. Fueron fuertes guerreros que lidiaron hasta donde pudieron contra los españoles.
A propósito de la Conquista, los primeros colonizadores de la zona del Rio Amaime fueron los capitanes españoles: Alonso de Fuenlabrada, Juan de Hinostroza Príncipe, Juan Alderete del Castillo y Pedro Cobo, quienes recibieron del rey de España estas tierras como Encomiendas al reconocimiento por su labor conquistadora. Después de que Sebastián de Belalcázar fundara a Santiago de Cali, otros conquistadores se apropiaron de las tierras más cercanas, recibiendo de Carlos V la autoridad para ir fundando municipios como Buenaventura, Buga, Cartago. Estos hombres pasaban a ser encomenderos. Un encomendero en nombre de la Corona tenía la obligación de cuidar el territorio que le correspondía, y a sus indígenas que pasaban a ser su propiedad debía enseñarles la doctrina cristiana, él se beneficiaba de rentas cuantiosas y del trabajo semi-esclavo que por concepto de "servicios personales" debían tributarle sus encomendados. En las colonias españolas el ser encomendero era considerado un premio y privilegio, por el que se solicitaba y rogaba insistentemente a la autoridad, increíble pero cierto, y además justificado plenamente por la iglesia católica!
Regresemos al encomendero y Capitán Pedro Cobo, tenía 2 hijos: Andrés y Lázaro Cobo, fundaron el primer ingenio azucarero llamado Ingenio de San Jerónimo. Se atribuye a Sebastián de Belalcázar la traída por primera vez de la caña de azúcar. Este ingenio progresó rápidamente y para 1563 ya exportaba dulce por el puerto de Buenaventura. Funcionaban conjuntamente en la zona hacia 1600 otros dos ingenios azucareros, el de don Gregorio Astigarreta y Avendaño que llamó Mi Estancia e Ingenio de Amaime, y el del Capitán Fuenlabrada.
El ingenio de San Jerónimo se rodeó de mucha gente dando origen al surgimiento del primer núcleo de población de la zona, y se le llamó al pueblo con el nombre de Jerónimo de los Ingenios. Este pueblo desapareció en los últimos años de la colonia y su división dio origen a unos caseríos a orillas del río de El Cerrito y en la quebrada de Santa Elena. Así en el tránsito de los siglos XVII al XVIII los dominios de la familia Cobo pasaron a ser propiedad de Antón Núñez de Rojas, tierras que mediante herencias, compras y ventas sucesivas pasaron a manos de Nicolás Caicedo Hinestroza quien llegó a ser Alférez Real en Cali y dueño de la Hacienda de Cañasgordas. Don Nicolás Caicedo Hinestroza llegó a poseer cerca de 49 haciendas que se ubicaban entre Dagua y Cartago. Entre las pocas enajenaciones a terceros que por compra venta se hicieron en 1736, figura el traspaso de las propiedades de Caicedo Hinestroza a las familias Barona Fernández-Ruíz Calzado.
En 1749 los albaceas de Caicedo le otorgaron a Juan Barona Fernández la escritura del Alisal, por ochos mil pesetas y también les vendió la tierra alta de Piedechinche, coronado y Copacachi. En la Tembladera a orillas del Rio Zabaletas, los potreros de Amaime y la Porguera. Don Juan Barona fue un terrateniente durante el siglo XVIII, encarnaba perfectamente la personalidad altiva y orgullosa de carácter feudal, que le valieron el título de teniente gobernador de la ciudad de Santiago de Cali. Tenía su residencia en una esquina de la antigua plazoleta de Santa Librada en Cali, donde se casó con María Josefa Ruíz Calzado, de esta unión nacieron ocho hijos, los Barona Ruíz: Pedro, José Roque, José María, Antonio María, María Ignacia, María Teresa, Margarita y María Gertrudis.
Murió el 11 de noviembre de 1755 en el Alisal Don Juan Barona heredando las tierras su viuda Josefina Ruíz Calzado. De esta manera prácticamente quedaba el territorio medio de lo que hoy es el Valle del Cauca, en manos de las hermanas Ruíz Calzado, así: El Alisal, en manos de María Josefina Ruíz Calzado viuda de Barona; su hermana Agustina se quedó con El Cerrito; y Ángela con San José de Amaime. Conformando a nivel familiar un gran fundo compuesto por varias de las mejores haciendas de la región, incluyendo, San Jerónimo, Salinas, Nuestra Señora de la Concepción de Bolo, el Callejón, Santa Bárbara, Chinche y La concepción de Amaime. Cada uno de los 8 hijos de la viuda María Josefa vivió su historia, mencionemos 2 breves ejemplos, María Teresa se casó con Cayetano Cabal, de este matrimonio nació José María Cabal, ciudadano conocido por su desempeño en las armas. Y Margarita Barona fue la esposa de Manuel Antonio Cabal, y tuvieron como hijos a Francisco y Miguel, ambos murieron en las guerras de independencia y Vicente quien fue miembro del Cabildo de Cali y senador de la república. Y María Gertrudis contrajo matrimonio con el español Juan Costa, y entre sus hijos nació Josefa. Josefa Costa Barona se unió en matrimonio en 1779 con José Sebastián Borrero Ramírez.
José Sebastián desempeñaba sus cargos gubernamentales en Cali, y alternaba su residencia con el campo, viviendo en la Hacienda Piedechinche patrimonio que adquirió al casarse. Este matrimonio tuvo 17 hijos: José Antonio Salvador, Isidoro y Gertrudis que murieron a tierna edad. Los demás fueron: Vicente Alonso, Eusebio, Antonio , Jerónimo , María Joaquina, María Antonia, María Francisca, María Patrona, María Ignacia, José Antonio, Juan Antonio, Pedro Antonio, Juan de Dios y Gertrudis. De todos ellos, muchos serían para el siglo XIX poderosos terratenientes de la región o participantes en las guerras civiles.
Y de María Gertrudis, que se casó con Manuel María Borrero, un primo hermano de segundo grado, descendiente de Manuel Borrero quien se había residenciado en Huila. La boda se efectuó en Piedechinche el 21 de diciembre de 1845 luego que de Popayán se lograra “la dispensa de segundo con tercer grado en virtud de consanguinidad”, fueron testigos: Hilario Campuzano y Cayetano Campo. Pero María Gertrudis enviudó y contrajo segundas nupcias con Pablo Antonio Polanía el 14 de septiembre en 1871.
Cuando en 1826 murió José Sebastián Borrero, y se repartió la herencia, los terrenos de Piedechinche pasaron a las 3 hermanas: María Petrona, María Ignacia y María Gertrudis. Contemos sobre ellas:
De María Ignacia poco se sabe.
De María Petrona, que contrajo en 1815 matrimonio con el bugueño José Antonio Víctor Cabal Molina y que fuera alcalde de Cali en 1821. Los esposos construyeron una residencia campestre al norte de Piedechinche y la llamaron Hacienda Casa de la Sierra pero posteriormente debido a la belleza de la naturaleza que rodeaba se le llamó El Paraíso ( y aún hoy se conoce así). Este matrimonio tuvo 5 hijos de los cuales sólo sobrevivió María Mercedes, y en 1853 contrajo matrimonio con Manuel María Mallarino, futuro presidente de la república.
|
me fui a revisitar la Hacienda El Paraíso |
Cuando María Gertrudis heredó la hacienda Piedechinche, esto incluía todos sus inmuebles, del trapiche: la ramada, el molino, las pailas, las hornillas donde se cocía la miel, las “canoas” donde se depositaban y las “hormas” donde se fundían los panes de azúcar. Los elementos más costosos eran los que requerían del empleo de metales como el fondo, las hornillas y las pailas. Por eso se heredaban cosas hechas en cobre o hierro, tenían un gran valor.
Hoy, sobre la casa habitación de la Hacienda se indica en un texto que entregan en el museo que: “la de Piedechinche era una de las más evolucionadas de la región, desde el punto de vista arquitectónico, sus robustos muros de adobe y su techumbre de tejas de barro sostenidas por gruesas vigas de madera, que se prolonga para proteger los corredores exteriores, son característicos de la arquitectura colonial que mezcla elementos españoles y americanos. El segundo piso a manera de torre, circundado por balcones desde donde se "domina" el paisaje y rematado por un techo a cuatro aguas, alberga las habitaciones principales y prefigura la vida íntima de la familia. El oratorio la cocina, la habitación que servía de oficina miran al exterior, hacia la vida del trapiche y los cañaduzales. El salón principal y el comedor, entretanto, se encuentran en el corazón de la planta baja. Semejando una antigua pesebrera, un edificio anexo, custodiado por arcadas y columnas de ladrillo, guarda los coches que antaño tiraron robustos percherones, para conducir a los señores principales a lo largo de los caminos empedrados. Junto a los Canales de piedra por donde fluye el agua de las acequias, se levanta el antiguo horno donde se cocían los panes de azúcar".
El trapiche de la hacienda, construido durante el siglo XIX, aún funciona con la fuerza del agua que trae un acueducto sostenido por columnas y arcos del estilo romano. También se conserva el edificio donde se cocinaban las mieles, con sus grandes pailones de metal, sus cucharones y sus gabelas. Bueno este es un aparte como nos lo cuenta el Museo que hoy ahí funciona.
Doña Gertrudis heredó además esta hermosa hacienda, sus esclavos, unos que trabajaban en las minas, otros en actividades agropecuarias y los que desempeñaban funciones más cerca a la casa, es decir la mayoría eran mujeres que atendían la cocina, la ropa y el cuidado de los niños dentro de la casa de Piedechinche.
Dentro de la casa la relación entre amo y esclavo era más integrada que con el esclavo que permanecía fuera de ella, pues se compartía con estas mujeres el servicio de las actividades domésticas y muchos actos de la vida cotidiana llegando en muchas ocasiones a ser guardadoras de los secretos de sus amos.
María Gertrudis tenía entre sus esclavas una muy querida para ella, se llamaba Jacinta, mulata que había nacido en la misma hacienda, de padres esclavos, dice su partida de nacimiento que de Miguel y María Remedios.
En la Hacienda vivían generaciones de sus dueños y de sus esclavos. No sabemos de donde procedían Miguel y María Remedios, sólo hemos encontrado a cerca de sus hijos: Norberto, Bernardino, Roque y Jacinta, todos ellos recibieron el apellido Borrero por sus amos. Pero los historiadores hemos coincidido en que muchos hacendados tenían hijos con sus esclavas, y por eso entre sus esclavos cada día habían más mestizos y mulatos.
Con Jacinta encontramos un pequeño detalle curioso porque no era usual, en 1847 la familia Borrero ya le había entregado la Libertad, cuando aún la sociedad era esclavista. Jacinta seguía viviendo en Piedechinche y se casó en el oratorio de la capilla de esta hacienda con el esclavo Juan, el 20 de marzo de 1848, y de este matrimonio nacieron: Pio V, Luisa, Rafael Aquilino, Natividad y Guillermo quien es mi tatarabuelo materno! La abolición de la esclavitud sólo se dictó hasta el 21 de mayo de 1851 durante el mandato de José Hilario López.
Guillermo nació en Piedechinche el 28 de octubre de 1845 y se casó a los 24 años con María Nieves Arango, poco tiempo después enviudó, y se volvió a casar los 36 años con Anunciación López, en la Santa Iglesia de Nuestra Señora de Chiquinquirá del Cerrito de Guzmán, en 1881. Para cuando contrajo matrimonio, había recibido de la Familia Borrero una parcela para que se residenciara y se organizara con su familia. Nacieron de esta unión en El Cerrito: Adriano, Encarnación, María Perpetua, José Vicente y Adriano María; los tres últimos murieron siendo aún muy jóvenes, Adriano María murió el mismo día en que nació y tres meses luego que falleciera Guillermo su padre quien murió a causa de unas quemaduras.
El hijo mayor, Adriano, tuvo un hijo en 1898 con María Carrejo, llamado Pedro Pablo Carrejo. Cinco años después contrajo nupcias con Pérsides Cuadros hija de Felio Cuadros y Martina Quezada el 25 de noviembre de 1903. Bajo este matrimonio nacieron: Luis Carlos, Guillermo, María Tránsito, Hernando Alonso, María Cecilia y Elvia, también en El Cerrito.
Mi bisabuelo materno Adriano!, enviudó de Pérsides, y pasó a conformar una unión libre con Margarita Vivas y de esta unión nacieron María Luisa, Mercedes y Humberto. Ya en edad madura, el 7 de enero de 1953 y estando en “artículo mortis pero en pleno uso de sus facultades mentales” contrajo matrimonio en su casa con Ana Joaquina Perea, hija de María Perea, y así se reconocieron sus hijos: Camilo Antonio, Cilia y Rosalba. Año y medio después murió Adriano a causa de una hemorragia cerebral.El primer hijo de Adriano y Pérsides, fue Luis Carlos Borrero Cuadros. Se casó con Nohemy Astudillo Zapata, nacida en la Sierra Cauca. La primera mitad del siglo 20 enmarca las historias de esta joven pareja que con sacrificio, humildad y amor, sacaron adelante a sus 8 hijos: los primeros nacieron entre El Cerrito y Palmira, y las dos menores en Cali, son: Clemens, Nelly, Luis Carlos, Emiro, Romeo, Silvio, Nohemy y Libia. La menor, es mi mami, Libia Borrero.
|
Nohemy Astudillo y Luis Carlos Borrero |
Hoy ya es el siglo 21, no estamos en Piedechinche ni en Amaime, estamos en la urbana y caótica Cali, mi querida Cali-Cárcel. Soy Almaluz Hurtado Borrero, y estoy alegre de haber hecho esta averiguación aunque comparto con Nietzsche que "la genealogía es gris".
Para ir terminando: Mi tío Clemens soñó con hacer una reunión familiar y contar cómo desde Austria el apellido Bohr pasó a España y se transformó en Borrero, luego cómo llegó al Nuevo Mundo, y porqué en manos de hacendados pasó a sus esclavos, él quería saber de que manera había llegado a tener este apellido. Mi tío era de signo Capricornio, es decir amante de la Historia y la Arqueología, yo también soy de este mismo signo, y le estoy muy agradecida por haberme contratado para este trabajo. También recuerdo que me regaló mi primer viaje a Bogotá al terminar mi secundaria y me llevó a conocer el Museo del Oro y cuanto sitio histórico en la capital oliera a “museo viejo, florero de Llorente y Simón Bolívar”. Un buen día me dijo que no se haría la reunión pues no quería herir susceptibilidades, así que me dijo que cuando ya no estuviera podría enseñarlo.
Cuando la investigación llegó a su fin mi tío me dijo que le contara a mi mamita Nohemy, a solas se la leí y ha ella le gustó mucho. Me dijo: “ahora entiendo porque cuando conocí a Luis Carlos me dijeron en una calle del Cerrito para que se une con ellos si son hijos de esclavos”. Y yo le pregunté: “ y usted que pensó?”, me respondió con su tranquilidad habitual: “nada, mija, eso no es importante para vivir”. Paz en la tumba de mi mamita y de mi tío. El texto está aquí para las nuevas generaciones y una foto donde mi mamita está cargando a mi tío Clemens en 1934.
|
Nohemy Astudillo y su hijo Clemens Borrero Astudillo. |